El saxofón es una máquina muy interesante, pero estoy más interesado en la música.
Una buena herramienta siempre ayudará a desempeñar la tarea para la que fue diseñada, más que una mala. Pero la efectividad de la herramienta depende de quien la utiliza, no de la herramienta en sí.
Existen diferentes marcas de saxofones Selmer, Yamaha, Conn, Yanagisawa, etc, etc, etc. También existen marcas de boquillas, cañas, abrazaderas, maletas, etc, etc, etc. Estos productos están en el mercado y cada saxofonista tiene sus preferencias.
Yo nunca estuve, por suerte, condicionado por la marca. No era algo que estuviera presente en los primeros años de mi formación musical. Aprendí a tocar saxofón con “lo que había”. Eso me permite afirmar con confianza que la marca no es garantía de musicalidad. No es la marca del balón la que hace al gran futbolista.
Como dijo Steve Lasy:
“El saxofón es una máquina muy interesante,
pero estoy más interesado en la música”.
A veces me preguntan qué marca de saxofón o accesorio recomiendo. Pues bien: recomiendo que el saxofón y los accesorios estén bien ajustados; que no tengan fallos en la construcción; y recomiendo que se tenga una rutina de estudio diaria que fortalezca los conceptos de ritmo, melodía, y armonía. Y recomiendo también aprender al menos un tema nuevo cada semana, no importa el género musical, clásico, popular, sacro, una composición propia, pero que el repertorio se amplíe.
Por último, como yo no soy gran conocedor de marcas, dejaré en manos de Ludwig Wittgenstein (1889-1951) la respuesta:
“Whereof one cannot speak one must be silent”.
Tractatus Logico-Philosophicus
No es la flecha, es el indio.
