Puede uno siempre sentarse y leer pero no…pensar.
Con los pensamientos sucede como con las personas: no podemos convocarlas siempre a nuestra voluntad; es preciso esperar a que vengan. La reflexión sobre un asunto tiene que presentarse por sí misma mediante la combinación feliz y armoniosa entre la ocasión exterior y la disposición y estímulo de la mente.
Schopenhauer