“La primera regla para un buen estilo es que uno tenga algo que decir. Y con ella se va lejos” Arthur Schopenhauer.
Y Paul Desmond (1924-1977) tenía muchas cosas que decir, además, sin repetirse y sin alardear.
En la música de Paul Desmond cada nota está preñada de intención. Sus improvisaciones son melodías, no enlaces de “licks”, “patrones”, “trullos”, o como les llamen. La “sencillez” de su sonido lo hace único. No grita con el saxofón, habla, argumenta. Su estilo, en mi opinión, es uno de los más honestos en la historia del jazz.
Como persona era humilde, con humilde quiero decir que no presumía de sus virtudes, técnica, conocimientos teóricos, ni de ser profesor (y podría haberlo hecho). No quiero decir humilde en el sentido de sentirse inferior, pobre de espíritu, desgraciado, o nada que tenga que ver con esa actitud de oveja mansa y obediente promulgada erróneamente como una gran virtud.
Paul Desmond tenía un gran sentido del humor, sentía gran respeto por sus antecesores y era amante de la literatura.
Lo que realmente puedo hacer para hablar de Paul Desmond es tocar su música. Es la única manera de acercarse a su genio. Con gran respeto y admiración he grabado algunos de sus temas. Algunos autores como Ralph Waldo Emerson (1803-1882) escribieron: “no imites, la imitación es un suicidio”. Pues quiero decirle a Emerson que imitar a Desmond convierte el suicidio en algo muy placentero y edificante.
Gracias a Joan Moll Moncada, German Fernandez Barrera y Enric Caballé Viltró, por acompañarme en una de los descubrimientos musicales más importantes de mi carrera: Paul Desmond. Sin ellos la grabación del Tributo habría sido imposible.








Gracias a f.linhart por la magnífica ilustración, basada en fotografías reales, ilustración realizada escuchando la música que grabamos.









«La primera regla para un buen estilo es que uno tenga algo que decir. Y con ella se va lejos» .Yo agregaría que para tener algo que decir hay que conocer la tradición. En cuanto al saxofón, cuando digo tradición, me refiero a conocer su historia, la evolución de los métodos, el repertorio, la técnica, los grandes saxofonistas, desde 1846 hasta hoy.
Adolphe Sax merece que su invento sea tratado con respeto. La mejor manera de rendirle homenaje, desde mi punto de vista, es haciendo música con el saxofón. Paul Desmond ha hecho uno de los homenajes más elevados al invento de Adolphe Sax.